Lo peor que le pudo pasar a Claudia Muñoz fue ser convocada a la selección Colombia Sub 17. Y ella creía que no, creía que representar a su país en el Mundial de Uruguay sería un recuerdo imborrable, un orgullo que nadie le podría arrancar del pecho. Llegó a la concentración semanas antes del evento. Algo empezó a no gustarle a Claudia y eran los piropos constantes del técnico nacional Didier Luna. Era común para ella ser saludada que la saludara con un “Estás muy linda, hermosa”.
La concentración empezó a volverse un infierno. Ella notaba que era la única que recibía un dato extrañamente afectivo. Era común verle tocándole la cola a las jugadores, se les acercaba y les intentaba robarles besos. Las que no accedían sabían que difícilmente serían titulares. Además les empezaba a doblar el trabajo. A muchas las reventaba físicamente.
Esto sucedió en el 2017. La Federación nunca escuchó sus denuncias. Lo único que hicieron fue despedir al técnico de la selección y a su preparador físico Sigifredo Alonso. Las cosas hubieran quedado ahí si Claudia no hubiera encontrado el video en internet de Isabella Echeverry y Melissa Ortíz, exjugadoras de la Selección Colombia que si bien no denunciaba específicamente abusos sexuales, si hablaban de la discriminación que significaba ser mujeres futbolistas. Cuando Isabella, quien juega en la liga de Estados Unidos, era convocada a la Selección Colombia el propio técnico de la selección de ese entonces, Felipe Taborda, la llamaba y le decía que ahí no había plata, que ella tenía que pagar su propio tiquete. Así lo hizo. Luego se escandalizó al saber que, en vez de recibir el trato especial que tienen nuestros ídolos de la selección mayor, las futbolistas deberían pagarse hasta las camisetas que se ponen en los partidos.
Solo así Claudia habló, hizo la denuncia penal y está segura que muchas como ella levantarán su voz. En la Federación las pordebajean, las siguen humillando. En una entrevista que dio a El Tiempo Álvaro González, el controvertido presidente del fútbol aficionado colombiano, dijo que en 35 años de estar en la Federación nunca ha sabido de un caso en donde se les cobre a las jugadoras por la vestimenta o por alimentación. González no es el primero que niega las acusaciones de las mujeres. Algunos han hecho ataques frontales como el presidente del Tolima y ex Senador Gabriel Camargo, quien a finales del año pasado que el fútbol femenino “era un caldo de cultivo de lesbianismo”.
Las denuncias empiezan a llover. Hablan de masajistas que se propasan con las deportistas, afirman que hay técnicos que les cobran plata por jugar y el soborno sexual es una cosa cotidiana. Colombia es uno de los pocos países del continente que no han acatado lo que ordenó las Conmebol: los clubes que tengan competiciones internacionales están obligados a tener un equipo femenino que juegue en la liga. Hasta el momento esto solo ocurre en tres de los ocho equipos que están jugando Sudamericana o Libertadores. Los casos como el de Claudia Muñoz solo son la punta del iceberg.
Las 2Orillas