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El insólito episodio, en el que el afectado fue Jorge Mesa Correa, ocurrió hace una año, cuando iba a abordar un vuelo que lo llevaría a Bucaramanga, se suma al ya emblemático comparendo que le impuso la Policía al universitario Steven Claros por 833.000 pesos después de comprar una empanada en la calle.

Mesa Correa no infringió ninguna norma; solo obedeció una orden, se podría decir. Porque cuando iba a pasar a la sala de espera en la terminal aérea de la capital, dejó en la canasta sus llaves, las monedas, el reloj y otros objetos. Pero el detector de metales de todas maneras se activó y sonó.
Eso hizo que le ordenaran quitarse el cinturón, explica Mesa Correa en los descargos que tuvo que presentar por el hecho, y que hizo públicos en las últimas horas porque dice no tener cómo pagar la cuantiosa multa.

“Al ingresar por el detector de metales, este se activa en repetidas ocasiones, teniendo que despojarme de todas mis prendas incluyendo los zapatos que llevaba puestos, atendiendo en todo momento las instrucciones que me daba el personal encargado en este puesto de control, escribe Mesa Correa en sus descargos.

Y precisa que el incidente que desembocó en la millonaria multa “ocurre al momento que se me ordena sacarme la correa que sostiene mis pantalones, pues es este elemento el que detiene en su lugar el pantalón y evita que caiga al suelo”.

“Como era de esperarse y por acción de las leyes de la física, el pantalón que se sostiene en mi cintura con la correa que previamente me hicieron retirar los agentes de seguridad no se mantiene en su lugar y de forma natural se viene al piso dejando al descubierto los ‘bóxers’ o pantaloncillos largos exhibiendo por este hecho mis piernas”, explica el sancionado.
El incidente, de acuerdo con el relato de Mesa Correa, es tomado por el supervisor de seguridad aeroportuaria, Diego Mateus Murcia, como la ocurrencia de “actos obscenos”.
Para Mesa Correa, ese incidente está siendo calificado de forma “subjetiva”, pues no se ajusta a los “hechos ocurridos”. “Como se puede demostrar nunca enseñe mis genitales como tampoco realice ningun ademan o gesticulación que pudiera causar ofensa a las personas que se encontraban en el sitio”, escribe.
Además, precisa que “no transcurrió más de un minuto en que se diera este hecho bochornoso y poder poner nuevamente en su lugar el pantalón”.
Por eso, considera que la multa que se le quiere aplicar es “desproporcionada, desmedida, injusta e inmerecida a la luz de los hechos”.
Su caso también lo puso en conocimiento de la Procuraduría General de la Nación y del Ministerio de Transporte.

El Pulzo
 
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